La vida no es un asco total... bueno quizá si
El AMOR EXISITE yo no lo creía pero sí.
Hoy en la carnicería fui testigo de algo muy bello y tonto a la vez, pero hermoso. Una muestra de amor entre dos desconocidos, que no podrían ni reconocer su propio mundo ya que... eran niños.
Los niños son la forma más pura de todo, sus ojos inocentes se limitan a ver y asombrarse de el mundo.
En fin, estoy divagando y no comento lo que vi sino lo que pienso :p
Bueno, todo comenzó en cuanto entraron a aquel lugar una madre con sus dos pequeños:
Uno de aproximadamente de 9 años y el otro de... yo supongo 4 años se veía muy pequeño, ambos niños se veían vivarachos y alegres, delgados, con enormes ojos almendrados de color café y unas sonrisas encantadoras; en fin como en la carnicería siempre ponen música con ritmo bailable, norteña, o cualquier cosa, no era de extrañarse que éste día no fuera la excepción. Cuando, el más pequeño puso sus pies y encontrarse con la música inmediatamente comenzó a bailar, fue irresistible para él, aunque bailaba no como un profesional, más bien de una manera infantil, como lo suele hacerlo los bebés: doblando y extendiendo sus rodillas una y otra vez.
En cuanto me vio observándolo, se sintió inmediatamente intimidado y retrocedió hacia su hermano mayor, me sonrió de una manera tan pura que me fue imposible dejar de verlo, así que continúe. Cada vez que bailaba se cercioraba de que yo no estuviera observándolo, claro que... al encontrarse con mi mirada (que aunque no era muy fija se podía observar a quien estaba yo viendo), sonreía y corría hacia su hermano, para mí era simplemente divino.
Después para intentar ignorarme creo yo, comenzó a dar vueltas sin perder su paso de bebé, y se encontró con otro niño de su edad, y de inmediato volvió a sonreír, se acercó corriendo y freno su cuerpo inclinándolo un poco hacia el frente como queriendo hacerle una invitación para jugar con él, pero, desgraciadamente el recién llegado no quiso responder, solo se ocultó detrás de su madre y cubrió su cara; así que el pequeño sin sentirse rechazado ni abatido retomo su baile, y comenzó a girar y girar, más y más rápido cada vez (sin perder su ritmo inventado).
En ese preciso momento llego una pequeña, en un... carrito, ¡Sí, llamémosle carrito!, y lo observo girar hasta que gracias a la inercia el pequeño danzarín cayó al suelo justo delante de ella.
Su hermano no perdió el tiempo y lo levanto de inmediato, y entonces, el pequeño se topó con la mirada de la niña, quien le sonreía ampliamente. Tardo unos cuantos segundos en reacomodar sus ideas e imágenes de visualización, cuando finalmente lo logro, se percató de que alguien lo veía con una sonrisa, volvió a sonreír y a alejarse, pero no por mucho tiempo, ya que la pequeña niña le causaba curiosidad, ¿abran sido sus grandes y hermoso ojos negros que brillaban tintineantes? ¿O esa cálida sonrisa con la que la visualizó después de caer?, es imposible de decir, lo que yo pude observar es como regreso a su lado y su hermano anonadado no supo que decir, simplemente se quedó parado, estupefacto, quizá esperaba que su pequeño hermanito llorará a cantaros después del golpe, pero no lo hizo, simplemente se acercó a la pequeña niña de finas coletas sentada en el carrito quien le sonreía.
Cuando ella lo notó tan cerca, no dudo ni un momento e intentó tomar su mano, el niño al sentir el contacto, sacudió su brazo y su cuerpo como si un animal venenoso estuviera tratando de subirse por él; al ver ésta reacción su hermano mayor sonrió y comenzó a burlarse, "jaja, no tengas miedo" le dijo, "mejor dile hola a la niña, ¡Ándale!" le animo dándole una serie de suaves nalgadas.
El niño hiso su invitación a jugar, (aquella que ya había hecho antes): se alejó del carrito y corrió a toda velocidad deteniéndose unos centímetros antes con el cuerpo inclinado hacia ella, la pequeña no se asustó ni dudo, al contrario al verlo tan cerca ella también inclinó su cuerpo hacia adelante rozando su nariz con la de su nuevo amigo. El niño retrocedió y tras un segundo de poner una cara de sorpresa ambos sonrieron uno al otro, la niña volvió a extender su mano para alcanzar la del pequeño, ésta vez lo logró. Su hermano mayor estaba cerca e insistía con su "dile hola a la niña", sin esperar lo que sucedería... la pequeña adelantó un poco más su cuerpo y el niño al verla hizo lo mismo, acercando sus rostros tan lento y suave que si no es porque, los niños tienen alrededor de 4 años se podría decir que era un acercamiento a conciencia, predeterminado, e ilusionado. Se miraron a los ojos y en un destello de inocencia… se besaron.
Hoy en la carnicería fui testigo de algo muy bello y tonto a la vez, pero hermoso. Una muestra de amor entre dos desconocidos, que no podrían ni reconocer su propio mundo ya que... eran niños.
Los niños son la forma más pura de todo, sus ojos inocentes se limitan a ver y asombrarse de el mundo.
En fin, estoy divagando y no comento lo que vi sino lo que pienso :p
Bueno, todo comenzó en cuanto entraron a aquel lugar una madre con sus dos pequeños:
Uno de aproximadamente de 9 años y el otro de... yo supongo 4 años se veía muy pequeño, ambos niños se veían vivarachos y alegres, delgados, con enormes ojos almendrados de color café y unas sonrisas encantadoras; en fin como en la carnicería siempre ponen música con ritmo bailable, norteña, o cualquier cosa, no era de extrañarse que éste día no fuera la excepción. Cuando, el más pequeño puso sus pies y encontrarse con la música inmediatamente comenzó a bailar, fue irresistible para él, aunque bailaba no como un profesional, más bien de una manera infantil, como lo suele hacerlo los bebés: doblando y extendiendo sus rodillas una y otra vez.
En cuanto me vio observándolo, se sintió inmediatamente intimidado y retrocedió hacia su hermano mayor, me sonrió de una manera tan pura que me fue imposible dejar de verlo, así que continúe. Cada vez que bailaba se cercioraba de que yo no estuviera observándolo, claro que... al encontrarse con mi mirada (que aunque no era muy fija se podía observar a quien estaba yo viendo), sonreía y corría hacia su hermano, para mí era simplemente divino.
Después para intentar ignorarme creo yo, comenzó a dar vueltas sin perder su paso de bebé, y se encontró con otro niño de su edad, y de inmediato volvió a sonreír, se acercó corriendo y freno su cuerpo inclinándolo un poco hacia el frente como queriendo hacerle una invitación para jugar con él, pero, desgraciadamente el recién llegado no quiso responder, solo se ocultó detrás de su madre y cubrió su cara; así que el pequeño sin sentirse rechazado ni abatido retomo su baile, y comenzó a girar y girar, más y más rápido cada vez (sin perder su ritmo inventado).
En ese preciso momento llego una pequeña, en un... carrito, ¡Sí, llamémosle carrito!, y lo observo girar hasta que gracias a la inercia el pequeño danzarín cayó al suelo justo delante de ella.
Su hermano no perdió el tiempo y lo levanto de inmediato, y entonces, el pequeño se topó con la mirada de la niña, quien le sonreía ampliamente. Tardo unos cuantos segundos en reacomodar sus ideas e imágenes de visualización, cuando finalmente lo logro, se percató de que alguien lo veía con una sonrisa, volvió a sonreír y a alejarse, pero no por mucho tiempo, ya que la pequeña niña le causaba curiosidad, ¿abran sido sus grandes y hermoso ojos negros que brillaban tintineantes? ¿O esa cálida sonrisa con la que la visualizó después de caer?, es imposible de decir, lo que yo pude observar es como regreso a su lado y su hermano anonadado no supo que decir, simplemente se quedó parado, estupefacto, quizá esperaba que su pequeño hermanito llorará a cantaros después del golpe, pero no lo hizo, simplemente se acercó a la pequeña niña de finas coletas sentada en el carrito quien le sonreía.
Cuando ella lo notó tan cerca, no dudo ni un momento e intentó tomar su mano, el niño al sentir el contacto, sacudió su brazo y su cuerpo como si un animal venenoso estuviera tratando de subirse por él; al ver ésta reacción su hermano mayor sonrió y comenzó a burlarse, "jaja, no tengas miedo" le dijo, "mejor dile hola a la niña, ¡Ándale!" le animo dándole una serie de suaves nalgadas.
El niño hiso su invitación a jugar, (aquella que ya había hecho antes): se alejó del carrito y corrió a toda velocidad deteniéndose unos centímetros antes con el cuerpo inclinado hacia ella, la pequeña no se asustó ni dudo, al contrario al verlo tan cerca ella también inclinó su cuerpo hacia adelante rozando su nariz con la de su nuevo amigo. El niño retrocedió y tras un segundo de poner una cara de sorpresa ambos sonrieron uno al otro, la niña volvió a extender su mano para alcanzar la del pequeño, ésta vez lo logró. Su hermano mayor estaba cerca e insistía con su "dile hola a la niña", sin esperar lo que sucedería... la pequeña adelantó un poco más su cuerpo y el niño al verla hizo lo mismo, acercando sus rostros tan lento y suave que si no es porque, los niños tienen alrededor de 4 años se podría decir que era un acercamiento a conciencia, predeterminado, e ilusionado. Se miraron a los ojos y en un destello de inocencia… se besaron.
El hermano mayor no sabía que decir, así que rápidamente lo tomo de la mano y lo alejó de un jalón mientras gritaba: "Mamá se dieron un beso, se dieron un beso", la madre no parecía molesta (ninguna de las dos), en realidad creo que estaban en la misma posición que yo, se limitaban a observar, sonreír y suspirar; ya que los niños se veían lindos, casi enamorados aunque fueran tan pequeños.
El pequeño no dijo nada, solo sonrió hacia su madre, y después, regreso hacia donde estaba la pequeña niña de coletas, y ésta vez fue él quien la tomó de la mano y ella sonrió, él comenzó a rozar su naricita con su mano, posteriormente su mejilla;
¿Y sus madres?... bueno la de él solo gritaba como ambulancia, y la de ella dio dos pasos hacia el frente olvidando que en ese pequeño carrito estaba una niña que le pertenecía.
Entonces un paquete de carne fue entregado y la madre llamó a los dos pequeños para irse, "Adiós" le dijo el pequeño Romeo y comenzó su andar, soltando lentamente su mano, ella lo miró y se dio la vuelta, yo creí que se caería del carrito, pero estaba asegurada con un cinturón, y así permaneció hasta que su pequeño noviecito desapareció de su vista.
Es gracioso pero cuando volvió su cara otra vez hacia donde yo la veía, sus ojos ya no brillaban ni tintineaban, ni tampoco estaba sonriendo, pareciera como si a sus 4 años hubiera conocido, lo que es amar ... y la única palabra que le escuchó decir fue… ¡Adiós!
demaciada linda la historia *-*
ResponderEliminarjoder que bonito :') te sigo! pasate por el mio si puedes. besos desde http://mariatuenmi.blogspot.com/
ResponderEliminar